miércoles, 9 de abril de 2008

PANORAMA ACTUAL DE MOLLENDO

Por: Efraín Rolando Astete Choque.

De Arequipa a Mollendo el viaje dura dos horas y algo más. El viajero luego de cruzar la extensa pampa llega a la quebrada de Guerreros. Luego de sortear innumerables curvas empieza a divisar el celeste océano Pacifico. El ómnibus realiza una parada obligatoria en Alto Matarani y prosigue su ruta camino al viejo Puerto de los Chules. Este recorrido que nos conduce del Misti a las orillas del mar fue concesionado en 1994 a Concar, empresa del grupo Graña y Montero.
En Matarani se encuentran cifradas las esperanzas de cientos de hombres que cumplen proficua labor tanto en el Muelle de Pescadores como en el Terminal Portuario. Ambas empresas son ejes de desarrollo provincial y regional. En especial el Terminal que se encuentra a concesión por treinta años. La empresa Tisur del grupo Romero en mayo de 1999 con nueve millones y pico de dólares tomó posesión del magnífico puerto sureño. Cientos de trabajadores se vieron en la calle y ahora forman la fila de desempleados del país. Ahora ahí se trabaja sin derechos elementales para los hombres porteños que dejan lo mejor de su juventud en aras del progreso y engrandecimiento de un “grupo”. ¿Y las autoridades? Nada de nada, contentos aceptan las regalías y el 5% del canon que abona este ente por explotar nuestro eje portuario, el único en el Perú que tiene una faja para el transporte de mineral.
matarani

Allí en Matarani el alcalde se contenta con que Tisur le construya un parque con un cubo que desentona el carácter de un pueblo amante de las faenas portuarias y pesqueras. Se alegra como se alegra el alcalde de Mollendo cuando esta empresa le regala biscochos y juguetes para la Navidad y que feliz entrega en el coliseo porteño a los niños pobres de la ciudad.
En Mollendo las autoridades se han dedicado a construir parques y obras de embellecimiento. Destruyen edificaciones y en su lugar instalan otras con el ánimo de convertir a Mollendo en la ciudad balneario del sur. Queriendo hacer de Mollendo un Acapulco o un balneario del Caribe con locales y hoteles donde aquella gente que vive del placer y el hedonismo disfrute sus vacaciones. Se quiere hacer de la tierra de los chules un prostíbulo. Me duele decirlo pero es la triste realidad a las que nos conducen políticos que sólo apuntan a su triunfo personal y no a un porvenir colectivo del pueblo.
En Mollendo como en el Perú las empresas bancarias otorgan préstamos a cualquier ciudadano con tal que tenga casa o un aval que lo garantice. Le cobran intereses que lindan con el robo. Y la gente porteña, ilusionada al comienzo, finaliza frustrada y sin poder pagar la deuda contraída, entonces pierde su terreno o su casa o la del garante.
La salud porteña no se brinda a toda la provincia. El hermoso y monumental hospital Manuel de Torres Muñoz es un elefante blanco. En el piso número tres del nosocomio ya no se atiende a nadie y está abandonado. Los modernos equipos con los que contaba han ido desapareciendo. Un hospital como el de Mollendo debe volver a manos del ministerio y así poder atender tanto a pobladores comunes como asegurados. A la actualidad una consulta corriente cuesta S/. 36,00, esto constituye un atentado contra la salud, esto es genocidio.
La educación porteña otrora representada por el Colegio Deán Valdivia ahora está sumida en un acabose, en un sistema que no le permite desarrollarse. Ahora predominan en el puerto los colegios “lighs” que siguen los lineamientos de Miguel Ángel Cornejo, Og Mandino, Depak Chopra y tanto otro charlatán contemporáneo que señala los rumbos de nuestros pueblos, países y parte del mundo. Allí, en esos colegios se educa para ser los campeones del egoísmo y para ser los millonarios del futuro. Se les enseña a ser élite y así desorientados salen a la vida a enfrentarse unos a otros como verdaderos enemigos. En Mollendo este tipo de educación está predominando. Esta educación que forma bandoleros con corbata.
El deporte mollendino y ese recreo y sublime que es el fútbol está postergado. No hay estadios ni complejos deportivos, ni piscinas temperadas para invierno. La juventud porteña heredera de uno de los más ricos historiales del deporte sureño se pierde en cabinas de internet, en video juegos y en tabernas y discotecas que construyen autoridades que sólo piensan llenar sus inmensas arcas sin fondo.
A pesar de todo lo que se hace en contra del deporte los clubes isleños América, Inclán, marítimo, Nacional, Alianza Naval, Boca Juniors y el recordado Pesca Perú siempre tendrán en alto la porteña bandera verde en los horizontes del deporte nacional.
Las instituciones porteñas como el Club de Tiro, Rotary Club, Club de Leones, Beneficencia Pública y otras de similar carácter son simples agrupaciones de amigos. Se reúnen para celebrar sus 100 años, para realizar corsos o reinados de belleza. Son instituciones de etiqueta que confundidos ciudadanos mollendinos consideran paradigmas de organización. Piensan que ser parte de ellos es un honor y que el solo hecho de ser rotario o león los convierte en Quijotes. Equivocados están mis paisanos, el hábito no hace al monje.
En Mollendo y el valle de Tambo no hay la contaminación que provocan los autos u omnibuses. Allí se respira aire sano, aunque siempre preocupa los humos de la Shouther, porque éstos perjudican a la flora, fauna y a toda la población que vive en este bellísimo lugar: la provincia de Islay.
El periodismo porteño, debe retomar el camino de los grandes ideales que apunten al progreso, justicia, solidaridad y libertad. Tiene que volver la Gaceta del Puerto, El Puerto, El Porteño, El Eco, Puerto Bravo. Tienen que retornar los Francisco Gómez de la Torre, Juan José Reynoso y otros de prodigiosa tarea periodística a nivel local como nacional. El periodista porteño no puede seguir dividido en múltiples esquinas. Tiene que estar unido y encaminado en un solo rumbo: el porvenir del pueblo entero de la provincia.
Así se maneja nuestra provincia, Arequipa y el Perú. Puertos, ferrocarriles, carreteras, telefonía, aviación, muelles, escuelas, en manos privadas que buscan fortuna personal e individual. Todo ello ha ocurrido aquí y lo estamos viviendo, y la realidad nos demuestra que nada de ello ha traído bienestar, cultura o mejora en nuestra forma de vida; por el contrario somos una cultura alienada y estamos sumidos en una espiral de autodestrucción. Los seres humanos por dignidad no merecemos vivir así, como esclavos y en perpetua servidumbre, porque todos en el mundo hemos nacido para el disfrute del trabajo, el arte y el amor.
Estimados paisanos no permitamos que ello siga ocurriendo y siguiendo la enseña del fabuloso Deán defendamos con hombría lo nuestro y brindemos un futuro promisorio a las generaciones venideras. ¡Basta ya de andar de rodillas, levántate mollendino y despliega tus alas en busca del ideal: la libertad de tu pueblo…! …¡Viva Mollendo! ¡Viva la provincia de Islay! ¡Viva el Perú!

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