miércoles, 9 de abril de 2008

INCLÁN SPORT CLUB

Por: Efraín Rolando Astete Choque.

Un día antes que se celebre el aniversario de la Independencia del Perú se fundó el Club Inclán. El 27 de julio de 1919, un grupo de muchachos de esa época, quienes llevados por el afán de hacer deporte, se reunieron en una esquina del populoso barrio Inclán y acordaron dar origen a esta entidad.

Los fundadores de esta legendaria institución fueron Genaro Palma, Julio Morales, Francisco Carpio, Constantino Álvarez, Manuel Quiroz, Corcino Ponce, Teodocio Córdova, Emilio Valdivia, Teófilo Bedoya, Genaro Palma, Nicolás y Segundo Paredes, los cuales además de formar la primera junta directiva eran a la vez integrantes del primer equipo. El primer presidente del club fue Genaro Palma.

El primer local que tuvo el club fue la casa de la familia Pino. Socios y jugadores del club aportaban cuotas para comprar los uniformes en Arequipa, encargo que le daban al socio José Jara. Según acuerdo los colores oficiales serían el verde y blanco, dando así nacimiento a esta original casaquilla albiverde.

La casaquilla verde y blanca del Inclán Sport Club ha sido defendida con honor y altura por un incontable número de jugadores, entre ellos podemos citar a Lino “Mawa” Carpio, Luis “Pechito” Valverde, Julio “Cholo” Valdez, los hermanos Lewis, Alejandro Prado, Héctor “Zeta” Valdivia, el “Tigre” Zegarra, Mario Chávez, Gleny Sosa, “Pike” Pinto, Eddy “Colloto”, “Chuzo” Montoya, “Perruca” Pinto, Rómulo Rivera, Florentino Tejada, Óscar y Carlos Begazo, Hernán “Pichón” Vargas, Rómulo Rivera, Rafael Rojas, Arnaldo Oroz, Hugo “Gamarrita” Pinto, Marcelo Vizcarra, Juan “Frito” Pinto, entre otros que escapan a la memoria.

En los últimos años destacaron Guillermo Amado, Adolfo Chávez, Wilmer Baylón, Manolo Chávez, Henry Núñez, Erick Dávila, “Zorro” Huacho, Dennis Telles, Enrique “Timbirimbas” Almonte, los hermanos Humberto, Óscar y Juan Vargas, Enrique Núñez Begazo, los hermanos Carlos y Jorge Huerta, Edwin Vizcarra, Edgard Rodríguez, Eddy Velasquez, Juan Mancilla, Javier Villamar, Víctor Vergara, entre otros.

Fue justamente en los noventa, que, el Inclán se nutrió de futbolistas arequipeños que luego tuvieron un singular suceso en el fútbol nacional como es el caso de Wilfredo Begazo, espigado delantero que llegó a jugar por Universitario, Cristal y la selección sub-23 del país. El “Flaco” Begazo, tipo de carácter sencillo era el hombre gol del Inclán. También alternaron en Inclán Paúl Fuentes, futbolista que luego jugaría en Melgar y otros equipos del sur. Coby Sánchez, quien también jugó en Melgar de Arequipa. Estos deportistas se ganaron el cariño y aprecio de la hinchada inclaneña y hasta ahora son recordados.

A inicios de esos noventa. Para ser exactos 1991. Inclán campeona a nivel local y representando a la provincia de Islay se corona campeón regional. Mantuvo esta supremacía por espacio de 4 años, volviendo a su liga de origen en 1995. Ese tiempo fue uno de los más luminosos del Inclán Sport Club en el firmamento futbolístico de Mollendo.

En 1999 liderados por -un casi veterano- Oscar “Ricky” Vargas el Inclán logró coronarse campeón del fútbol mollendino y con ello dilucidar el título regional del balompié arequipeño frente al Sportivo Huracán de Arequipa, quien en maratónicas jornadas eliminó al cuadro local. En este equipo estaban Janio Perea, Marcelo Torres, Juan Vargas, Alfredo Ponce, Humberto Vargas, entre otros.

El clásico rival del Inclán Sport Club no ha sido el América o el Marítimo, ni el Boca ni el Nacional, no, el rival de siempre ha sido el Sport Boys de Las Cruces, el equipo “Calvario”. Ambos se daban íntegros cuando se enfrentaban y el aficionado se volcaba al estadio para observar este duelo de vecinos, de hermanos, de amigos irreconciliables.

Un futbolista contemporáneo de características particulares ha sido Enrique “Timbirimbas” Almonte. Piebolista amado por la afición. Menudo, moreno, chueco y flaco, se dio maña en base a innata habilidad a ser considerado uno de los mejores futbolistas de Mollendo en los años 80 y 90. “Timbi” como le decía la gente, era un endiablado gambeteador, burlaba todo lo que encontraba a su paso y ya sin nadie al frente anotaba goles y más goles.

La nueva hornada del Inclán la conforman los juveniles Julio y Javier Fernández, Donny Núñez, Julio Vargas Bustamante, quienes si se lo proponen pueden llegar al fútbol profesional.
Así es como se ha ido haciendo este club, vigía del océano Pacífico, protagonista estelar de ese Mollendo alado que se simboliza en gaviotas y pelícanos.

AMÉRICA SPORT CLUB

“El decano del fútbol mollendino”

Por: Efraín Rolando Astete Choque.

I

El origen del Club América se remonta a un 15 de mayo de 1919, pocos años después que concluyera la infausta Primera Guerra Mundial. Un grupo de muchachos con ganas de formar una institución de orden social y deportivo dieron vida al legendario equipo albinegro.
Estos muchachos le pusieron, en un primer momento, el nombre de Deportivo Internacional. En memoria y por recordar a Las Américas se le puso el nombre de América Sport Club; nombre que ostenta a la actualidad.

En 1923, el club americano fue base para la formación de la liga.

El honor de primer presidente recayó en Ernesto Nieto Gambetta; acompañado de Alfredo Najarro como secretario; Guillermo Orihuela, prosecretario; Carlos Carrasco, tesorero y Luis Gonzales, capitán del equipo.

En el recuerdo quedan jugadores que vistieron con hidalguía y orgullo la casaquilla dominó, entre ellos podemos citar a Alejandro Farfán, Luis “Cholo” Salcedo, Adrián “Zambo” Bellido, Salvador Oliva, Nieto Gambetta, Alfredo Najarro, Luis Gonzales, Guillermo Orihuela, Juan Díaz, Carlos Carrasco, Óscar Cornejo, Raúl Oblitas, Francisco Valencia, Hilario “Huasito” Maturana, y tantos otros buenos futbolistas.

Asimismo desfilaron en el decano porteño los hermanos Salomón y Remigio Ramírez, Isaías Carazas, Ignacio Velando, Augusto Midolo, Arturo Perea, Luis “Pavo” Melgar, Manuel Postigo, Pepe Hidalgo, Horacio Lewis, Emilio Quinteros, Eduardo Rodríguez, Juan Carpio, Juan Corrales, Edilberto Ocharan, Marcelino Pacheco, Isaac Zenteno, Luis Chamorro, Nicolás Valencia, Emilio Caferata, Francisco Casapía, Manuel Gonzales, Ramón Sagástegui, Moisés Carpio, Manuel Ampuero y muchos otros que con cariño y amor cincelaron la casaquilla americana en el fútbol porteño.

Entre su pléyade de futbolistas hay que señalar a Adrián Bellido, Hilario Maturana y Luis Salcedo, como la columna vertebral de este América de antaño. Ellos reforzaban a equipos arequipeños como Melgar y otros en sus giras por Lima y otras latitudes.

En 1942 América ganó el trofeo más artístico de su historia deportiva al campeonar en el torneo de selección y competencia local. La copa fue donada por el entonces presidente de la república Manuel Prado.

La hinchada recuerda con cariño a Hugo García, conocido como “Piloto”, quien defendió la casaquilla por más de 20 años. A Julio Ríos, conocido como “Pulguita” y a Mario Maldonado, a quien todos decían “La Lola”, todos ellos ejemplos de buenos deportistas.

II

El América contemporáneo ha tenido un papel interesante en el fútbol mollendino. Luego de estar hundido un tiempo en segunda división arreó velas en busca de un mejor porvenir y este simbólico buque de paz y confraternidad que es el club americano arribó al balompié de la primera división. Fue en 1991 que logró el retorno teniendo como jugadores a Julio Cahuana, Edgard Rivera, Javier Rivera, “Cucho” Medina, Dennis Ballón, Carlos Montes, Jorge Motta y Dante Astete. Entre otros buenos muchachos. El timonel de estas jornadas fue Denis Arce.

En 1993 logra el título de la primera división y participa en la Copa Perú con regular suceso. Integraban ese equipo José Carrero, Juan Medina, Luis Alberto Sánchez, Juan Carlos López, Fernando Zúñiga, Julio César Medina, Alberto Morales, Jesús Gonzales, Jorge Córdova, Roberto Medina y Juan “Truman” Díaz Jr.

Es los últimos años ha sido providencial la presencia del dirigente Denis Arce, quien junto a Filiph Montes de Oca, han tenido la voluntad y fortaleza suficiente para que no desaparezca la hermosa banderola albinegra en nuestro puerto. Ellos junto a ese joven obrero del fútbol llamado “Crispín” Cárdenas han entregado lo mejor de su juventud en este afán propio y digno de caballeros andantes.

RESUMEN DEL FÚTBOL MOLLENDINO 2005


RESUMEN DEL FÚTBOL MOLLENDINO
Por: Omar Eduardo.

Atlético Mollendo, el presente año 2005, tuvo la oportunidad de acceder a instancias decisivas en la Copa Perú; pero le faltó experiencia a su dirigencia y no se logró ese anhelo de jugar las etapas finales de este evento.

El campeonato local se desarrolló sin mayores novedades, aunque hay que señalar la agresión que sufrió el árbitro Sagred Bueno por parte de barristas que no entienden que el fútbol es un gratísimo deporte de confraternidad. Ésta es quizá la nota negra del presente año; nadie puede avalar este tipo de acciones que significan un retroceso en la práctica de este bellísimo deporte que es el fútbol. No amerita agredir a ningún personaje del balompié un fallo, un error, un yerro en contra de un equipo. Esto no debe volver a repetirse en nuestro medio. La dignidad e integridad de las personas está primero que cualquier resultado futbolístico.

En el torneo de selección y competencia local jugaron Atlético Mollendo, Deportivo Islay, Inclán Sport Club, Alto Inclán, Primero de Mayo, Deportivo Sipesa, Francisco Bolognesi, Deportivo Tisur, América Sport Club y Nacional FBC. Campeonó el cuadro granate del Atlético Mollendo con 29 puntos y logró el subcampeonato el representativo del Deportivo Islay. Inclán Sport Club se ubicó tercero y no pudo acceder a la etapa distrital de la Copa Perú. Lo interesante del cuadro “Campa” fue la promoción de muchachos al fútbol local. En los últimos puestos se ubicaron América Sport Club y Nacional FBC, dos instituciones históricas del fútbol mollendino, descendieron de categoría y el próxima año estarán jugando en segunda división.

Atlético logró este título teniendo como principales figuras a Selvy Contreras, Carlos Montes, Marco Pérez, Carlos Romero y José Yánez. Además promovió al fútbol departamental a Carlos Pantigoso y Yeimmy Zavalaga, estos dos últimos muchachos si se lo proponen pueden jugar con tranquilidad en el fútbol profesional; pero para ello tienen que sortear con firmeza esos vicios que amenazan y liquidan a nuestros piebolistas: el licor y otros alucinógenos.

El equipo del “Barrio Carioca” una vez superada la etapa distrital de la Copa Perú le tocó enfrentar a un rival de fuste como el Unión Minas de Orcopampa, a quien eliminó en un partido definitorio. Ingresó a la etapa departamental en donde superó con facilidad a equipos de Tacna y Moquegua. Junto a Senati representaron a esta llave del sur y enfrentaron a equipos de Abancay y Puno. Los granates dilucidaron con DEA de Abancay y allí ocurrió un hecho hasta ahora confuso. Se perdieron los carnets y Atlético que jugaba de visita sólo lo hizo un tiempo y perdió en mesa los puntos (2-0). En el partido de vuelta en Mollendo se pensó que el campeón porteño goleaba, pero sólo ganó por 1-0 y ello dio la clasificación al DEA. Hasta esta instancia llegó la ilusión; para los entendidos en el deporte Atlético pudo llegar lejos el presente año.

Paralela a la campaña de Atlético, en el deporte escolar, el colegio San Francisco de Asís logró un lauro de dimensión regional, se coronó campeón escolar de la región sur. En el partido final jugado en Arequipa, derrotó al Gregorio Albarracín de Tacna por 3-0 y ello le otorgó la clasificación para jugar la final en Lima. Los franciscanos fueron liderados por su entrenador, el exfutbolista del Club Alianza Naval, José Manuel Calienes Rivas.

En el torneo de segunda división Marítmo Sport Club intentó el retorno a la máxima categoría. El equipo albiazul estuvo liderando las estadísticas, sin embargo le faltó contundencia en las últimas jornadas y se dejó arrebatar los cupos por La Florida (campeón) y Defensor Villa Lourdes. Una pena por Marítmo, equipo tradicional del fútbol porteño, cuya camiseta siempre debe iluminar el piebolismo local. Este año jugaron en segundas, aparte de los mencionados, Alfonso Ugarte, Casa Ampuero, Alto Las Cruces, Variante Sport, Variante Junior, Bellavista, Boca Juniors y se contó con el retorno del Club Mollendino de Deportes. Descendieron Casa Ampuero y Variante Junior.

Loables son las campañas de los clubes mollendinos. Loable la actitud de sus dirigentes que buscan reverdecer laureles deportivos; porque sin tener infraestructura ni apoyo económico logran hacer equipos de la nada. Hace ocho años que se prometió al pueblo la construcción de otro estadio, pero nada de ello se ha hecho realidad. Mollendo y la provincia de Islay necesitan lugares donde niños y jóvenes puedan ejercitar y mostrar sus innatas cualidades futbolísticas. Basta de discursos electoreros y oportunistas, manos a la obra. Olvidemos las borracheras infinitas y empecemos a construir el nuevo Mollendo, la ciudad del porvenir deportivo, cultural e industrial.

CHULE O LA VIDA CONTEMPORÁNEA DE MOLLENDO


Por: Efraín Rolando Astete Choque.

Los primeros años de mi infancia los trascurrí en el mercadillo San Martín de Porras, en donde mis padres tenían un kiosco de verduras. Esos tiempos fueron maravillosos porque a los alrededores de este lugar llegaban circos y atracciones mecánicas para beneplácito de nosotros los pequeños. Llegaban enormes circos que tenían orquestas de lujo y diversas fieras amaestradas. Yo solía vera diario a estos silvestres visitantes. Entre estos titanes de la selva había enormes elefantes que todo el día se la pasaban comiendo pasto, alfalfa y bebiendo agua de un enorme cilindro. En jaulas de gruesos barrotes estaban leones, tigres y panteras negras. Los monos, loros y otros benignos animales estaban libres. Estos circos eran una especie de zoológico ambulante en donde se nos permitía estar frente a frente con los protagonistas de África y la India.

Los juegos mecánicos ocupaban toda la parte posterior del mercadillo. Allí en par de días estructuraban las enormes distracciones de metal. Llegada la noche inauguraban las atracciones y niños, jóvenes, adultos y ancianos se confundían en un mar de gente buscando un momento de intensa alegría. Innumerables juegos distraían la atención de la gente en su conjunto. En un lado estaba el Tren Fantasma, donde según decían los que entraban allí se aparecían calaveras, muertos y otros espectros en el recorrido de los vagones. De afuera se escuchaban gritos de espanto. El Palacio de la Risa, era un enorme disco de madera en donde los protagonistas nos sentábamos y éste empezaba a rotar conforme transcurría el tiempo, evolucionando en velocidad y lanzándonos hacia las paredes del recinto. Una vez mi madre me hizo subir a un pulpo que al moverse volteaba las casetas que se encontraban en las puntas de sus tentáculos; el vértigo que sentí fue terrible, terminé embriagado y con deseos de no volver a subir a ninguno de estos aparatos de metal. A un costado de este formidable parque se hallaba la formidable Rueda de Chicago, esta enorme construcción giraba con sus pasajeros y se detenía en cualquier momento; los que se encontraban en lo alto, por lo general una dama acompañada de un amigo, lanzaban gritos de miedo y espanto. Cerca de esta colosal estructura se hallaba la Rueda de Chicago en miniatura, para niños, es allí donde yo subía una y otra vez, dos, tres, cuatro, cinco, seis veces. Esta ruedita era mi lugar preferido por la lentitud de sus movimientos y por el vaivén de sus vagones que me daban paz y tranquilidad antes que vértigo y horror. A las Sillas Voladoras subían bastantes muchachos; a los Caballitos, los niños. En estos lugares había tiendas para tumbar latas y otras distracciones. Vendían pocor y manzanas acarameladas que la gente compraba como complemento a su distracción nocturna.

Alrededor del mercadillo llegaban todo tipo de empresas y grupos de personas. En temporadas aparecían en el lugar tiendas con gitanos y gitanas. Éstos parecían árabes errantes perdidos en el Perú. Lucían poco aseados y con indumentaria de Alí Babá. Las mujeres se dedicaban a descubrir el futuro de los transeúntes que por curiosidad se acercaban a ellas y además porque algunas eran bellísimas. Estos personajes estaban un tiempo, no pasaban del mes y se marchaban en busca de otros rumbos. Estos vagabundos contemporáneos eran todo lo contrario de los ciudadanos estables y cómodos que somos los hombres actuales.

Como todo niño, yo era un pequeño travieso y juguetón. Mis padres andaban atareados con la venta de verduras y los diversos productos que la gente buscaba porque había escasez de éstos. Frente al kiosco de mis padres gran cantidad de personas realizaban colas para comprar papas, aceite y otras especies de pan llevar que mi padre traía de Arequipa, Aplao y otros lugares en tanques de transporte de gasolina. A la hora de la venta, con tanta gente no se percataban de mí ni de mi hermana, sólo estaban al tanto de los más pequeños, Dante y Jenny. Enrumbaba hacia horizontes desconocidos, visitaba los barrios aledaños en donde hacía amigos. Así conocí el barrio de La Variante, ubicado en una hondonada cerca al barrio La Florida. Los muchachos de allí estaban hechizados por las canciones nuevaoleras de ese momento que elevaba su temperamento hacia el sexo opuesto. A la chica más simpática del barrio le tarareaban temas musicales de Palito Ortega, Sandro, Leo Dan o de Antonio Laguna. Un día me enseñaron una canción y me subieron a un peñasco frente a la casa de una chica hermosísima. Ella al escuchar lo que cantaba salió por su ventana y sonrió, los palomillas a lo lejos reían de felicidad y me felicitaban diciéndome ¡buena Pepino! ¡Bravo Pepino!

En La Variante conocí e hice amistad con varios chicos que siempre me recibían bien. Me gustaba este lugar porque había bastante vegetación, la gente de esta zona tenía hermosos huertos en donde crecían robustos platanales, manzanos, olivares y otras especies de agradable fruto. Allí hice amistad con varios chiquillos. Yo era pequeño y andaba enamorado de las chicas bonitas y uno de mis amigos, mayor que yo, tenía dos hermanas iadísimas. Es por ello que rondaba su casa y él, inocente, y sin saber mis intenciones me permitía ingresar a su hogar. Allí me distraía en su huerto en espera de verlas y sentir esa sensación que nos dan las criaturas que despiertan nuestra alma sublime y poética. ( Continuará…)

PANORAMA ACTUAL DE MOLLENDO

Por: Efraín Rolando Astete Choque.

De Arequipa a Mollendo el viaje dura dos horas y algo más. El viajero luego de cruzar la extensa pampa llega a la quebrada de Guerreros. Luego de sortear innumerables curvas empieza a divisar el celeste océano Pacifico. El ómnibus realiza una parada obligatoria en Alto Matarani y prosigue su ruta camino al viejo Puerto de los Chules. Este recorrido que nos conduce del Misti a las orillas del mar fue concesionado en 1994 a Concar, empresa del grupo Graña y Montero.
En Matarani se encuentran cifradas las esperanzas de cientos de hombres que cumplen proficua labor tanto en el Muelle de Pescadores como en el Terminal Portuario. Ambas empresas son ejes de desarrollo provincial y regional. En especial el Terminal que se encuentra a concesión por treinta años. La empresa Tisur del grupo Romero en mayo de 1999 con nueve millones y pico de dólares tomó posesión del magnífico puerto sureño. Cientos de trabajadores se vieron en la calle y ahora forman la fila de desempleados del país. Ahora ahí se trabaja sin derechos elementales para los hombres porteños que dejan lo mejor de su juventud en aras del progreso y engrandecimiento de un “grupo”. ¿Y las autoridades? Nada de nada, contentos aceptan las regalías y el 5% del canon que abona este ente por explotar nuestro eje portuario, el único en el Perú que tiene una faja para el transporte de mineral.
matarani

Allí en Matarani el alcalde se contenta con que Tisur le construya un parque con un cubo que desentona el carácter de un pueblo amante de las faenas portuarias y pesqueras. Se alegra como se alegra el alcalde de Mollendo cuando esta empresa le regala biscochos y juguetes para la Navidad y que feliz entrega en el coliseo porteño a los niños pobres de la ciudad.
En Mollendo las autoridades se han dedicado a construir parques y obras de embellecimiento. Destruyen edificaciones y en su lugar instalan otras con el ánimo de convertir a Mollendo en la ciudad balneario del sur. Queriendo hacer de Mollendo un Acapulco o un balneario del Caribe con locales y hoteles donde aquella gente que vive del placer y el hedonismo disfrute sus vacaciones. Se quiere hacer de la tierra de los chules un prostíbulo. Me duele decirlo pero es la triste realidad a las que nos conducen políticos que sólo apuntan a su triunfo personal y no a un porvenir colectivo del pueblo.
En Mollendo como en el Perú las empresas bancarias otorgan préstamos a cualquier ciudadano con tal que tenga casa o un aval que lo garantice. Le cobran intereses que lindan con el robo. Y la gente porteña, ilusionada al comienzo, finaliza frustrada y sin poder pagar la deuda contraída, entonces pierde su terreno o su casa o la del garante.
La salud porteña no se brinda a toda la provincia. El hermoso y monumental hospital Manuel de Torres Muñoz es un elefante blanco. En el piso número tres del nosocomio ya no se atiende a nadie y está abandonado. Los modernos equipos con los que contaba han ido desapareciendo. Un hospital como el de Mollendo debe volver a manos del ministerio y así poder atender tanto a pobladores comunes como asegurados. A la actualidad una consulta corriente cuesta S/. 36,00, esto constituye un atentado contra la salud, esto es genocidio.
La educación porteña otrora representada por el Colegio Deán Valdivia ahora está sumida en un acabose, en un sistema que no le permite desarrollarse. Ahora predominan en el puerto los colegios “lighs” que siguen los lineamientos de Miguel Ángel Cornejo, Og Mandino, Depak Chopra y tanto otro charlatán contemporáneo que señala los rumbos de nuestros pueblos, países y parte del mundo. Allí, en esos colegios se educa para ser los campeones del egoísmo y para ser los millonarios del futuro. Se les enseña a ser élite y así desorientados salen a la vida a enfrentarse unos a otros como verdaderos enemigos. En Mollendo este tipo de educación está predominando. Esta educación que forma bandoleros con corbata.
El deporte mollendino y ese recreo y sublime que es el fútbol está postergado. No hay estadios ni complejos deportivos, ni piscinas temperadas para invierno. La juventud porteña heredera de uno de los más ricos historiales del deporte sureño se pierde en cabinas de internet, en video juegos y en tabernas y discotecas que construyen autoridades que sólo piensan llenar sus inmensas arcas sin fondo.
A pesar de todo lo que se hace en contra del deporte los clubes isleños América, Inclán, marítimo, Nacional, Alianza Naval, Boca Juniors y el recordado Pesca Perú siempre tendrán en alto la porteña bandera verde en los horizontes del deporte nacional.
Las instituciones porteñas como el Club de Tiro, Rotary Club, Club de Leones, Beneficencia Pública y otras de similar carácter son simples agrupaciones de amigos. Se reúnen para celebrar sus 100 años, para realizar corsos o reinados de belleza. Son instituciones de etiqueta que confundidos ciudadanos mollendinos consideran paradigmas de organización. Piensan que ser parte de ellos es un honor y que el solo hecho de ser rotario o león los convierte en Quijotes. Equivocados están mis paisanos, el hábito no hace al monje.
En Mollendo y el valle de Tambo no hay la contaminación que provocan los autos u omnibuses. Allí se respira aire sano, aunque siempre preocupa los humos de la Shouther, porque éstos perjudican a la flora, fauna y a toda la población que vive en este bellísimo lugar: la provincia de Islay.
El periodismo porteño, debe retomar el camino de los grandes ideales que apunten al progreso, justicia, solidaridad y libertad. Tiene que volver la Gaceta del Puerto, El Puerto, El Porteño, El Eco, Puerto Bravo. Tienen que retornar los Francisco Gómez de la Torre, Juan José Reynoso y otros de prodigiosa tarea periodística a nivel local como nacional. El periodista porteño no puede seguir dividido en múltiples esquinas. Tiene que estar unido y encaminado en un solo rumbo: el porvenir del pueblo entero de la provincia.
Así se maneja nuestra provincia, Arequipa y el Perú. Puertos, ferrocarriles, carreteras, telefonía, aviación, muelles, escuelas, en manos privadas que buscan fortuna personal e individual. Todo ello ha ocurrido aquí y lo estamos viviendo, y la realidad nos demuestra que nada de ello ha traído bienestar, cultura o mejora en nuestra forma de vida; por el contrario somos una cultura alienada y estamos sumidos en una espiral de autodestrucción. Los seres humanos por dignidad no merecemos vivir así, como esclavos y en perpetua servidumbre, porque todos en el mundo hemos nacido para el disfrute del trabajo, el arte y el amor.
Estimados paisanos no permitamos que ello siga ocurriendo y siguiendo la enseña del fabuloso Deán defendamos con hombría lo nuestro y brindemos un futuro promisorio a las generaciones venideras. ¡Basta ya de andar de rodillas, levántate mollendino y despliega tus alas en busca del ideal: la libertad de tu pueblo…! …¡Viva Mollendo! ¡Viva la provincia de Islay! ¡Viva el Perú!